Yo juego al Kin-Ball. ¿A qué? No, no es paintball, ni pinball.
Es Kin- Ball, un deporte raro pero interesante. Raro porque se juega
con un enorme balón de 1,22 metros de diámetro que no debe tocar el suelo en un
cuadrado de juego donde hay tres equipos al mismo tiempo. Y estos equipos,
además, tienen que ser obligatoriamente mixtos. Se trata de una actividad
integradora: todos los jugadores deben participar en cada jugada, por lo que no
hay espacio para los "chupones". Y nada de protestar al árbitro o de
cabrearse con otros, o con uno mismo: está terminantemente prohibido.
Finalmente, el sistema de puntuación está concebido para mantener la tensión
del partido en todo momento, evitando que los equipos se descuelguen en el
marcador.
El
Kin-Ball es en definitiva un juego buenrollista que
poquito a poco va calando en España. Aunque aún no hay federación, los casi
veinte equipos y sus más de cien jugadores siguen predicando sus bondades. Hay
dos núcleos muy importantes en Jaén y en Madrid, donde el Kin-Ball goza de más
fuerza, pero siguen apareciendo nuevos jugadores en lugares como Granada,
Valladolid o Santander.
Estos
equipos no sólo se divierten entre ellos, sino que llevan a cabo una importante
labor de difusión para transmitir este deporte y sus valores a los más jóvenes.
Los cursos en empresas y, sobre todo, en colegios están acercando este deporte
a más gente cada día. Además, España es asidua a los campeonatos de Europa y
del mundo de Kin-Ball, como el que se celebrará en Lieja en
noviembre.

El
Kin-Ball es un deporte muy visual, que entra por los ojos. Así se podrá
comprobar este fin de semana pues se celebra el I Densukoa Kin- Ball Open en
Pinto (Madrid). Será una oportunidad para ver en directo cómo
juegan grandes y pequeños. En el Pabellón Sandra Aguilar (C/ Asturias, s/n) 9
equipos senior y 12 junior demostrarán lo que es este deporte, y los valores
que transmite: integración, juego limpio, colaboración y juego en equipo.
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